Como os prometimos, os hacemos llegar nuestra opinión de la segunda parte de Sin reservas.
Todo ha vuelto a la normalidad…
Al menos eso quiere creer Bea, aunque en la intimidad se permita el lujo de deprimirse o lamentarse. Su nuevo trabajo y su familia llenan parte del vacío que le ha dejado la separación con Max. No hay más remedio que tirar hacia delante, y cuando cree tenerlo todo más o
menos controlado, reaparece en su vida el hombre al que amó con locura y que acabó abandonándola a su suerte. ¿Merece la pena seguir odiándolo? ¿Será capaz de aceptar el pasado para poder disfrutar del presente?
Inmersa como estaba ya en la historia, ya que esperé a que estuvieran publicados los dos libros, en mi opinión un libro muy fácil de leer. Sin palabras inicia en el punto en el que acabó la primera entrega así que para mí fue como un punto y seguido.
Bea ha cambiado de ciudad, se traslada a vivir a Madrid como una huida, poner distancia entre Max y ella cree que es lo correcto para ella y su hijo, pero sigue siendo un mar de dudas respecto a sus sentimientos y lo que ha pasado con Max, su profesión.
Max acepta la decisión de Bea e intenta salir de esa vida que tantos beneficios económicos le ha aportado y empezar un nuevo proyecto con su verdadera ilusión pero las dificultades vendrán de la mano de alguien de su anterior vida.
Dos personas que a pesar de separarse volverán a reencontrarse manteniendo esa misma atracción entre ambos. Además, en esta segunda entrega conoceremos a los nuevos compañeros de Bea entre los que destaca su jefe Xavi y también el padre de su hijo que aparece muy cambiado.
Un libro en la tónica de lo que escribe Noe Casado atracción y erotismo que ella sabe plasmar muy bien en el papel y porqué no un poco de mala leche, sobre todo con los desenlaces, pero como siempre y me repito aunque intento ser objetiva no puedo porque ese estilo directo de su escritora me entusiasma.
3, 2, 1 ... ¡Ocio! 
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